sábado, 25 de enero de 2014

NUEVA FE.



NUEVA FE.

Yo quisiera que sus manos
entibiaran mi tristeza;
que puestas en mi cabeza...
fueran paños siempre sanos;
y es que tantos besos vanos
la salud me han afectado,
dejándome relegado
a una fe quebradiza,
porque en mí no cicatriza
tanto amor equivocado.

Pero usted es otra cosa,
me lo dice su mirada:
y al quedarse en mí por nada,
en mi edad más dolorosa,
se siente más bondadosa
la vida tras la revuelta,
de amores que a poca cuenta
se llevaron ilusiones,
dejándome sin razones
de tener el alma abierta.

Mas creo que debo darme
a la última creencia;
de tener benevolencia
con mi pecho y su desarme.
Quiero sentir que al besarme
me de su boca el aliento,
para olvidar el tormento
del temor y de la duda,
cuando su ser todo acuda
con su amor y complemento.

Tome en sus manos la llave
de mi débil esperanza,
inúndeme de confianza
que amor real es la clave,
y si un día ha de ser ave
que se encontrara otro nido,
desde mi pecho le pido
que no vuele sin decirme,
que mientras me amó fue firme
y así estaré bendecido.

Juan Guillermo Mora Peña.

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