JUEGOS VICTORIOSOS. (Poema Mil)
Moriré de inanición, si hoy tu pecho no me ampara
con el elixir de gloria de tu lactancia lobuna.
y viéndote así en mi lecho, mi deseo te acapara:...
¡pronto que es la una y cuarto!... debo amarte hasta la una.
No pienso ser reo en fuga del péndulo de tu falda,
ni de tus labios andantes, obsequiándome fortuna;
siendo intrépidas tus piernas que hacen candado en mi espalda,
me vencen y hacen que gima como un lobo ante la luna.
Para ser tan pocas manos, miles de dedos nos andan
y esquivamos sin reparo toda voz inoportuna;
las mil poses que ensayamos, logran que pronto se expandan
las vueltas y los masajes sin temeridad alguna.
Del cansancio a los relajos, de la alfombra hasta la cama,
queda el juego de la copa de tu ombligo y la aceituna
y al final apasionados nace en nosotros la llama,
que nos pide hasta saciarnos, ser dos tormentas en una.
Moriré de inanición, si hoy tu pecho no me ampara
con el elixir de gloria de tu lactancia lobuna.
y viéndote así en mi lecho, mi deseo te acapara:...
¡pronto que es la una y cuarto!... debo amarte hasta la una.
No pienso ser reo en fuga del péndulo de tu falda,
ni de tus labios andantes, obsequiándome fortuna;
siendo intrépidas tus piernas que hacen candado en mi espalda,
me vencen y hacen que gima como un lobo ante la luna.
Para ser tan pocas manos, miles de dedos nos andan
y esquivamos sin reparo toda voz inoportuna;
las mil poses que ensayamos, logran que pronto se expandan
las vueltas y los masajes sin temeridad alguna.
Del cansancio a los relajos, de la alfombra hasta la cama,
queda el juego de la copa de tu ombligo y la aceituna
y al final apasionados nace en nosotros la llama,
que nos pide hasta saciarnos, ser dos tormentas en una.
No hay comentarios:
Publicar un comentario