HISTORIA DE UN INGENUO PRINCIPITO…
(Octubre 24, 2011)
Induje mi sentir hacia los flagelos no percibidos en unos ojos marchitos, pues al verlos con la pena como estampas refractarias los tomé como benditos, para curar sus heridas y enjugarme de la sal de sus llantos tan dolidos, que terminé siendo la alegría de sus iris y a los míos y a mi alma les transmuté sus delitos.
Después de pasado un tiempo de romperme sin motivo, noté como el desengaño nacía de su delirio de sentirse necesaria para yo tomar respiro y como si fuera poco puse mi ser al vacío y me sentí enamorado con el corazón de un niño, mientras crecía en su vientre flor ajena a mis dominios y no pude contenerme sintiéndome en exterminio al saber que esa, su pena, nunca fue ningún conflicto…
De las calles asfixiantes surgió con el pecho digno, quien años más adelante fuera el demonio y mi sino, pues en mi actitud galante de inexperto principito corrí como agua al estanque para brindarle auxilio y fue su puñal infame quien me pago darle un nido, cuando al fin se sintió un ave con estupendo destino.
Ha pasado un largo tiempo de aquel tortuoso camino y de la mano de Dios me dirigí al pueblecito, donde sentía el temor de perder el equilibrio hormigueando en mis piernas el peso de lo sufrido y no se por qué pasó que me quedé enmudecido cuando mi vista advirtió aquel mugriento vestido que envejecida una dama lo llevaba sostenido porque a su enjuta figura no le iba bien lucido.
Al verme se sonrió dándome un escalofrío que despertó en mí el reproche anacrónico en mi estilo y le dije de una vez “no se acerque se lo pido, concluya con su maldad cual si no me hubiera visto” y le ofrecí unas monedas comprándole tal descuido y al mucho tiempo entendí que al final compré su olvido…
Juguimorpe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario